Donde hay entusiasmo y amor no está ausente lo sagrado. Donde hay entusiasmo, amor y diálogo no hay pretensiones de manipular. Metáforas vivas transmiten vida, contagian entusiasmo, pero siempre que expresen una verdad viviente en el espíritu de quien las usa.

Espíritu, metáfora de libertad, porque si me expreso desde el espíritu tengo la posibilidad de que el Todo se exprese de buen grado a través de mis metáforas. Acá no puede haber camelo, dominación, no nos interesa. Defendemos con entusiasmo algo que consideramos verdadero y valioso, y lo vestimos con las metáforas que sentimos más traducibles a cualquier idioma individual en nuestros interlocutores.

El movimiento del Software Libre para mí es una expresión de la libertad viva en las creaciones humanas. Me convoca este movimiento como consecuencia de derivar directamente de disposiciones humanas como la solidaridad y la libertad.

En cada uno, la libertad es una posibilidad originaria, hay que desarrollarla, hay que crear el puente entre su mero enunciado teórico y la concreta realidad en hechos en nuestra vida. Algunos a este puente llaman «alma», palabra expropiada por religiones institucionalizadas por lo cual provoca cierto rechazo en algunas estructuras mentales en la actualidad. Muchas verdades fundamentales han sido transmitidas en forma de leyendas, mitos, textos llamados sagrados, acertijos y cuentos populares, en fin metáforas, y emiten señales acerca de distintos caminos para desarrollar esta potencial libertad.

Amigos, para transmitir entusiasmo hay que estar de verdad entusiasmado (de «en-Zeus», metáfora de una viviente conexión con el «todo en el cual nos movemos y tenemos nuestro ser»). Para transmitir luz hay que tener encendida de verdad una luz, un pequeño o gran sol  encendido en el corazón y en la mente, que entonces vibra en la voz o en la escritura y puede inducir a otros a encender también sus luces. Y esa luz, pequeña o gran luz, debe poder sumarse o armonizarse con todas las luces posibles, de todos los colores, para poder integrar una poderosa luz blanca, metáfora por excelencia de universalidad.

Entusiasmar, iluminar, pero no manipular al modo de los malos políticos. Creo en los buenos políticos, cuya verdad no está en venta, ni tampoco su entusiasmo, por lo que no transan por intereses limitados o limitantes. Tienen sí amplitud suficiente como para detectar la chispa de verdad y liberación en las distintas metáforas que usan otros humanos, y por eso pueden fundar un mundo cooperativo y fraterno. Esta política me interesa, y puede armonizarse total y perfectamente con lo que llamo mi religión, mi belleza y mi verdad. Unidad indivisible e invisible que mueve mi entusiasmo, y que como trato de hacerla cada vez más libre está permanentemente en movimiento.