«Si yo fuera PC me gustaría funcionar con software libre»…

Hete aquí lo que se me dio por pensar hoy, caminando hacia el trabajo, poblada como estoy estos días de toda esta temática de software libre versus software privativo. Me sonreí de mí misma, «mirá si serás loca», me dije.

Pero no, insistí, a ver…

Siendo, como sería, un instrumento utilísimo para mi dueño, seguramente establecería con él una cordial relación de mutuo intercambio y servicios. El sabría elegir lo mejor y más adecuado para realizar juntos nuestra tarea en este mundo, y tratándose de software libre podría instalármelo sin pedir permiso a nadie, ni pagar altos costos, ni «truchar» ningún software privativo. Pobres pero honrados, mi dueño y yo, o también ricos pero honrados, por qué no?

Además, él tendría la posibilidad de conocer uno por uno todos los códigos y claves para nuestro funcionamiento. No habría nada oculto entre nosotros, nada oscuro o hasta indeseable que se hubiera deslizado subrepticiamente en mi interior. Todo sería transparente, de mutuo acuerdo, y para el mayor beneficio de ambos.

Podríamos también compartir el mismo software con amigos, otras parejas dueño-PC, solidariamente, limpiamente y con buena voluntad.

Y supongamos que mi dueño hallara insuficiente algún aspecto o detalle de la programación adoptada, tendría la facultad de modificarla con gran independencia y belleza, en función de nuestras necesidades de trabajo y disfrute. Y estas modificaciones logradas, podrían a su vez ser libremente compartidas con amigos para colaborar con ellos en caso de que también requirieran funciones similares, o les agradara el resultado de nuestras aplicaciones. Todo esto sin tener que dar cuentas a nadie, ni ocultarlo, ni gastos extra por parte de ninguno.

Ni hablar de los virus, terrible amenaza para tantas PC conocidas, todas infectadas desde su software privativo, siempre tan vulnerables a las epidemias del ambiente. Con nuestro software libre no habría temor alguno, cualesquiera fueran nuestros intercambios.

Para imaginar mayor felicidad, supongamos que se tratara de una notebook…Mi dueño conmigo en su mochila se sentiría todopoderoso, casi como un dios, capaz de crearme y recrearme cuanto fuera necesario. No caeríamos en el aburrimiento de lo ya prefabricado: aunque no anduviera modificando todo cada día, por razones lógicas de tiempo y eficiencia, el sólo saber que entre nosotros era todo abierto, libre de mejorar y disponible, crearía en nuestro andar otra predisposición, y una vocación investigativa y renovadora.

Ahora bien, profundizando un poco más, pensemos en el mundo globalizado y completamente manipulado por monopolios, también reinantes en el campo de lo digital. Mi dueño y yo podríamos, si quisiéramos, globalizarnos de otra manera, digamos, con una globalización consciente de libertad y solidaridad entre pares. Todos compartiendo creaciones, quizás hasta como Don Quijote «desfaziendo entuertos». Alegrías del ver claro, crear, dar y recibir…

Si, definitivamente, si yo fuera una PC, o una notebook, desearía fuertemente estar configurada con software libre. Analogando con los humanos: un alma libre con un cuerpo por lo tanto libre, o no? Y también como en los humanos, conocimiento de la propia «programación», posibilidad de crearla y recrearla y experimentar las aplicaciones de lo creado…Totalmente…conocimiento, verdad y libertad, siempre de la mano…